Conducir seguro con malas condiciones en carretera
- Conducir de noche o baja visibilidad
- Conducir con seguridad cuando sople viento fuerte
- Conducir con temperaturas extremas
- Consejos para conducir cuando haya malas condiciones
La llegada del otoño y del invierno trae consigo una serie de riesgos en carretera contra los que es conveniente estar prevenido para evitar sustos y accidentes de tráfico. Las pocas horas de luz, las precipitaciones y la mayor presencia de animales salvajes son solo algunos de los peligros que pueden acecharnos durante estas estaciones.
Circular con malas condiciones meteorológicas implica que haya lluvias, nevadas o niebla que dificulten la visión del conductor y que empeoren el agarre de los neumáticos a la carretera. Bajo estas condiciones climáticas, existen más posibilidades de sufrir un incidente en carretera y para reducirlas hay que ser previsor.
Revisar el coche y comprobar que el sistema de alumbrado funciona y que los neumáticos están en buenas condiciones será un paso imprescindible antes de salir de viaje. Igualmente, saber cómo reaccionar en caso de, por ejemplo, aquaplaning nos ayudará a mantener la calma si sufrimos este fenómeno. Por último, es aconsejable conducir con calma, adaptando la velocidad y la distancia de seguridad según nos lo exija el contexto.
Conducir de noche o baja visibilidad
La conducción nocturna aumenta el riesgo de sufrir un accidente, más aún si se sufren problemas de visión. Por ejemplo, tener astigmatismo y conducir de noche puede obligarnos a forzar la vista y a no distinguir bien las figuras en la carretera ante la falta de luz. Lo mismo sucede con la vista cansada, que además puede provocar somnolencia.
Las luces para conducir de noche más adecuadas son las cortas, sobre todo si vienen vehículos de frente. En tramos especialmente oscuros y si no viene nadie en dirección contraria, se podrán activar las luces largas, aunque habrá que tener cuidado de no deslumbrar a nadie.
Otro problema de conducir en horario nocturno es el sueño. Si no tenemos el organismo habituado a ese horario, no es recomendable conducir de noche para evitar el cansancio: nuestro cuerpo sentirá la fatiga acumulada de todo el día y podríamos adormilarnos al volante. Algunos síntomas para detectar el cansancio al volante son: somnolencia, dolor de cabeza, cuello, espalda o piernas; picor de ojos o parpadeo, cambio continuo de posición, sensación de tener mucho calor, sed o sudor en las manos…
Los consejos de la DGT para conducir por la noche son, principalmente, reducir la velocidad y extremar las precauciones. Asimismo, es recomendable para cada al menos dos horas y estar atento a estos síntomas de fatiga señalados en el párrafo anterior. También se puede ventilar el vehículo, dirigiendo la salida de aire hacia el cuerpo y brazos, nunca a los ojos; y escuchar la radio o música.
Conducir con seguridad cuando sople viento fuerte
La velocidad del viento puede ser peligrosa para conducir, ya que las ráfagas de aire pueden zarandear nuestro vehículo y hacernos perder el control momentáneamente, algo que a altas velocidades puede acabar en accidente. Hay dos grandes consejos a seguir en caso de que nos toque conducir con mucho viento:
Lo primero es sujetar el volante con ambas manos y con firmeza, sin realizar movimientos bruscos o giros.
Siempre contra la dirección del viento. Por inercia, el vehículo se moverá en la dirección del viento, por lo que habrá que mantener una presión suave en contra.
Aunque no es aconsejable, siguiendo estos consejos se puede conducir con viento fuerte. Pese a ello, lo mejor es informarse a través de los boletines de tráfico y evitar coger el coche cuando sople mucho viento.
Conducir con temperaturas extremas
En esta época del año es normal que empiece ya a hacer frío y, aunque la bajada de las temperaturas no tiene por qué impedirnos conducir, el frío extremo sí puede ser muy peligroso. Principalmente, porque se formarán capas de hielo en carretera que harán que nuestro vehículo pierda adherencia. Lo mejor es evitar conducir cuando las carreteras estén heladas o nevadas aunque, si no queda otra, habrá que reducir la velocidad y aumentar la distancia de seguridad. Obviamente, son indispensables las cadenas.
Mientras que el frío, siempre que llevemos la calefacción encendida a la temperatura adecuada y el coche estén en buenas condiciones mecánicas, solo afecta al comportamiento de nuestro vehículo, el calor extremo ataca a las facultades del conductor. Cuando suben demasiado las temperaturas, podemos sentir somnolencia, fatiga y más cansancio de lo normal. En estos casos en conveniente parar a menudo e hidratarse correctamente para evitar sustos al volante.
Consejos para conducir cuando haya malas condiciones
La prudencia será nuestra mejor aliada cuando nos encontremos con malas condiciones en carretera. He aquí una lista de consejos a seguir en caso de que encontrarnos una climatología adversa durante nuestro viaje y como reducir las probabilidades de sufrir un accidente de tráfico:
Planificar siempre la ruta y atender a las actualizaciones de tráfico.
Evitar los tramos de carretera que estén señalizados como peligrosos por condiciones adversas por la DGT.
Preparar el coche antes de viajar y revisar que toda la mecánica, incluidos los neumáticos, estén en perfecto estado.
Reducir la velocidad cuando las cosas se compliquen.
Aumentar la distancia de seguridad para evitar colisiones por alcance.
Revisar cómo actuar en cada caso según el tipo de dificultad que nos encontremos (lluvia, nieve, niebla…).
Descansar cada dos horas de conducción y evitar salir cansados de viaje.
Aunque conozcamos la ruta o sea un trayecto cotidiano por el que circulemos, no bajar nunca la guardia.
Y, por supuesto, nunca coger el coche bajo los efectos del alcohol y de las drogas.